Volumen 1 / Año 1 / 2009

ISSN 1852-6454

* LA VOZ DE LOS MAESTROS EN LA PRODUCCIÓN DE SABER PEDAGÓGICO

Lic. Andrea Riva

Artículos firmados con nombre y apellido que parecen no querer ser olvidados, artículos donde el autor con un garabato (firma) se identifica tal vez pensando que sería reconocido por él a lo largo del tiempo, el orgullo de colocar al final de una poesía de su autoría “Maestra Normal de ...”

El presente trabajo tiene el sentido de mostrar la posición del sujeto maestro como productor de saber pedagógico en un momento histórico determinado.  Nos interesa mostrar cómo los maestros eran voces autorizadas para explicitar y prescribir acerca de “qué” y “cómo“ se debía enseñar en la escuela. Esto lo  hacían, entre otras acciones,  publicando artículos de su autoría en revistas pedagógicas dirigida a otros maestros.
En las revistas pedagógicas que circulan en la actualidad, rara vez es posible encontrar artículos firmados por maestros. Si aparecen son artículos de relatos de experiencias acotadas y locales. En general, quienes escriben, son los llamados teóricos de la educación (especialistas, didactas, etc.). Esto marca una clara distinción entre los sujetos que están habilitados para hablar y los que no. Lo que queda claro es que el maestro está marginado de la posición de productor. En todo caso, lo que está planteado es que no cuenta con una clara legitimidad en la posición de autor de un artículo pedagógico. Cabe preguntarse entonces, si el maestro como sujeto construido históricamente, por definición, siempre estuvo confinado a esta posición portador/transmisor de un saber producido en otros ámbitos.
El presente artículo analiza todos los números que formaron parte de la publicación del año 1938[1] de la Revista de Instrucción Primaria editada en la ciudad de La Plata[2]. En una primera parte se plantea el modo en que entendemos y definimos la revista pedagógica y las relaciones de poder y saber que se establecen en su interior. Y en una segunda parte nos interesa mostrar quiénes escribían en dicha revista.

 La revista como dispositivo

Consideramos que la revista no puede ser leída como mero lugar donde algunos sujetos expresan sus ideas, concepciones y saberes, nos parece potente definirla como un dispositivo. En tanto dispositivo, es considerada como un conjunto de prácticas discursivas pedagógicas[3] que se articulan de un determinado modo produciendo un efecto y materializando la legitimidad de algunos sujetos para escribir. Dicho documento, es un registro donde se habla desde un ejercicio de saber y se plasman unas relaciones de poder.
La Revista como dispositivo discursivo es atravesada por unas relaciones de poder y de saber. Se presenta como un instrumento de adecuación de los discursos y de transformación de los mismos, que distribuye, permite y prohibe su circulación, y que a su vez, sanciona la legalidad y validez de algunos sujetos y el desplazamiento o negación de otros.
Es en el interior del dispositivo que el poder aparece señalando su poder efectivamente productivo. Cada Sección[4] de la Revista marca unos límites, recorta unas temáticas y habilita a unos sujetos determinados a hablar, en síntesis, regula las prácticas discursivas que lo constituyen. Las prácticas discursivas son una articulación de poder pero también de saber. Entendemos por saber al conjunto de elementos formados de manera regular por una práctica discursiva, indispensable a la constitución de una ciencia, aunque no necesariamente destinado a darle lugar.
Al decir prácticas discursivas pedagógicas estamos haciendo referencia a un tipo de prácticas que soportan un tipo particular de saber: el saber pedagógico. Dicho saber está constituido por todos aquellos enunciados destinados a prescribir, normativizar y/o explicar los procesos de enseñanza y aprendizaje que tienen lugar en contexto escolar (Diker, G. 1999) y unas relaciones de poder, dado que “nadie entrará en el orden del discurso si no satisface ciertas exigencias, o si no está cualificado para hacerlo” (Foucault, 1999:56).
Foucault (1999) plantea que en toda sociedad la producción de discurso está controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función determinar las condiciones de su utilización, de imponer a los individuos que lo dicen cierto número de reglas y no permitir de esta forma el acceso a ello a todo el mundo. Las prácticas discursivas materializadas en la Revista no escapan a estos procedimientos que el autor llama “sistemas de sumisión del discurso”. Podemos sostener entonces, que los sujetos que cuentan con legitimidad para escribir en la Revista, no es que detenten más poder o más saber que otros, sino que se debe a la instalación de algunos sistemas de sumisión del discurso en el interior del dispositivo “Revista de Instrucción Primaria”. 

¿Quiénes escriben?

¿Quiénes escriben?, es una pregunta que nos remite a decir ¿quiénes tienen habilitada la palabra? Pero también ¿a quiénes se los reconoce como “portavoces”? Bourdieu (1993:141), plantea que el portavoz es el sustituto del grupo y que existe solamente si se da un reconocimiento del grupo como mensajero autorizado. Claramente los portavoces en la publicación eran lo que podemos llamar profesionales de la educación primaria: Directores de Escuela Primaria, Profesores de Escuela Normal, Directores de Escuelas Normales, Inspectores, ex Inspectores.  Ellos escriben los artículos  de cada Sección o bien, la Revista toma textos de dichos profesionales y los reproduce, como es el caso de trabajos presentados en conferencias o leídos en espacios radiales. En el análisis no se registran artículos escritos por profesionales de otros campos, o por lo menos no fue posible su identificación (médicos, abogados, profesores universitarios, etc.).
Nos interesa remarcar que para la época el campo pedagógico se había diversificado y coexistían discursos de distintos sujetos y diferentes instituciones, en particular de la universidad y de las instituciones de formación de docentes de nivel medio. Tal como plantea Diker (2006:257) “la posición de los maestros y profesores normalistas dentro del campo pedagógico empieza a verse crecientemente vulnerada a partir de la primera década del siglo XX”.  Si bien no es objeto de este trabajo analizar las condiciones y modalidades de dicha coexistencia, nos interesa mostrar que “Revista de instrucción primaria” para el año 1938 seguía siendo un espacio donde los profesionales de la educación primaria estaban habilitados para escribir y publicar. A la vez lo que nos parece central de señalar es que los maestros lectores los reconocen como legítimos enunciatarios. En otras palabras quienes se reconocen y son reconocidos para hablar de lo que interesa a un maestro son los propios pares. A modo de hipótesis, podríamos plantear que los profesionales de la educación primaria conformaban un sub-campo o grupo dentro del campo pedagógico porque se reconocían como tal. A la vez como estrategia de lucha/resistencia realizan un recorte muy específico sobre los objetos del campo circunscribiéndose a temáticas específicas de la “educación primaria”. El título mismo de la publicación marca los bordes del objeto.

Reglas que operan al interior del sub-campo

Las mujeres preguntan los hombres responden…

Es bien interesante remarcar que entre quienes escriben y publican, hay una marcada preponderancia cuantitativa de hombres.[5]   Claro está que este recorte sobre los sujetos femeninos, no puede leerse solamente como un recorte impuesto por el mismo dispositivo. La Revista no escapa a las líneas de visibilidad que le impone la época, respondiendo a la división tradicional de géneros en términos de naturaleza. La mujer occidental, dominada por los sentimientos y las pasiones; el hombre, en el dominio de la razón y del entendimiento más riguroso es quien tiene autorizada la palabra. El género es un atributo que define la autorización de la palabra más allá de los límites de la Revista. El hombre ocupa un lugar construido históricamente que no sólo lo habilita a hablar, sino también a hablar por las mujeres.
Si centramos la mirada en los datos de la sección que recepciona escritos de opiniones e inquietudes de los lectores[6], también se registra mayoría de hombres. El interrogante queda abierto, por qué las mujeres maestras no utilizaban este espacio para hacer oír su voz. Tal vez como plantea Bourdieu, P. (1993:135) “nada clasifica más que nuestras propias clasificaciones”. El monopolio de la palabra masculina, se impone para la época, como evidente y universal.
Ahora bien, quienes preguntan en la Sección Consulta, en su mayoría son mujeres[7]. Si consideramos que ya para 1914, los datos hablan de un 85% de mujeres en la docencia y que ese porcentaje se mantuvo a lo largo del siglo y que llega en la actualidad a un 91%, estamos en presencia de un cuerpo magisterial femeneizado[8]. Los discursos de las maestras en su condición de mujer están mediatizados por los discursos de maestros, directores, inspectores y profesores hombres[9]. Estamos en presencia de un recorte en la posición de autor: la condición de género legitima una posición y autoriza la palabra, si bien ella no es excluyente en tanto hay mujeres que escriben. Nos encontramos con un dispositivo de bordes débiles, la relación de poder materializada por el género supera ampliamente al dispositivo, lo cruza y lo estructura.


A respetar la jerarquía….

El análisis de los datos nos muestra que la jerarquía dentro de la carrera docente es un elemento que también influyó en la autorización de la palabra, materializándose en otro recorte sobre el sub-campo, que estaría dado por el cargo que desempeñan los sujetos. La jerarquía de los cargos dentro de la carrera docente, marca un límite que habilita en su mayoría a directores, profesores e inspectores a escribir en las Secciones más de corte teórico, en las cuales el maestro tiene una escasa presencia.
Al cruzar la condición de autor con el lugar que ocupaban en la carrera docente los distintos sujetos aparecen datos interesantes que dan cuenta de unos juegos de poder al interior del mismo sub-grupo de “profesionales de la educación primaria”. En dos secciones (Sección Actualidades, Sección Doctrinal) destinadas a difundir, explicar y presentar artículos de corte más teórico, que luego asumen la función de dar a conocer y apoyar la reforma que se estaba implementando[10], la presencia de maestros es casi nula. Quienes aparecen allí habilitados son los Inspectores, Profesores de Escuelas Normales y Directores. La jerarquía del cargo es lo que genera la posibilidad de ser quienes hablan por el colectivo docente, reafirmado por el momento histórico en el que se analizan los datos como es el caso de un proceso de reforma.   En este contexto específico se da una operación interesante, la reforma parte de supuestos deficitarios que deben ser modificados, por lo tanto la Revista empieza a considerar que ya no pueden ser los maestros quienes escriban, porque son ellos los que están inmersos en el proceso mismo que quiere modificarse. En reiteradas expresiones vertidas en los textos se insinúa desconfianza de los saberes de los maestros.

“Dejar la interpretación de un programa de Castellano en manos del maestro, significa desvirtuar las finalidades que se propusieron quienes, al redactarlo, buscaron afanosamente la verdad.
No es una ofensa inferida al gremio, al cual me enorgullezco de pertenecer.
Los maestros, vuelvo a decirlo, no saben Gramática ni pueden aprenderla de un día a otro.  (Rev. Nº786)


Los maestros siguen escribiendo.

La revista, en 1927, abre una nueva Sección que la llama “LA VOZ DE LOS MAESTROS”, en esa misma acción materializa unos límites de demarcación de la palabra de los maestros[11]. La estrategia de otorgar un lugar para la palabra del maestro está dando cuenta de un doble proceso. Por un lado, el maestro no es considerado legítimo autor en las otras Secciones de la Revista, como ya se planteó, son otros sujetos directores de escuelas primarias, profesores normales e inspectores los que escriben. Por otro, la Revista inaugura un lugar de reivindicación de su palabra. Este doble proceso, marca una tensión que autoriza y desautoriza a la vez, en tanto que se da en el interior de un dispositivo “dominado” por profesionales de la educación primaria. Dicho en otros términos, es una tensión  planteada al interior del grupo de pares. Esto está dando cuenta de un sujeto maestro expropiado de su palabra no por otros de campos diferentes, sino por unos procedimientos internos al campo o sub-campo. Son los mismo sujetos del campo magisterial los que lo ubican en un lugar diferenciado y lo invitan-habilitan a hablar de algunos temas.

LA VOZ DE LOS MAESTROS
NUESTRA PÁGINA PARA LOS BUENOS DOCENTES

RECOGE LA OPINIÓN, LAS INQUIETUDES Y ASPIRACIONES DE TODOS LOS QUE CUMPLEN SU FUNCIÓN EDUCADORA

Iniciativa que se juzgue de Interés para la escuela argentina. Resoluciones superiores que se consideren buenas u objetables.- Cuestiones escolares que debieran preocupar  a la superioridad.- Fallas anotadas al margen de los programas, leyes o reglamentos escolares en vigor.- Su mayor aspiración en el presente, como maestro.- ¿Qué dificultades entorpecen su labor docente?.- si ejerce en lugares alejados de las ciudades, cuente algo de su escuela, del vecindario, de sus alumnos.

En esta sección, el encabezamiento de la misma determina quiénes pueden escribir, sólo  “los buenos maestros”, y sobre  qué pueden hablar. Los maestros son interpelados desde su “hacer” y “sentir” (aspiraciones, inquietudes) y no desde su saber, lo cual muestra una definición del lugar y rol del maestro.
La Revista se ubica como “puente”  entre los maestros y el Estado, pareciera ser ella quien dará curso a las “resoluciones superiores buenas y objetables”, “a las cuestiones escolares que debieran preocupar a la superioridad”, “a las fallas de los programas, leyes y reglamentos escolares”
Los maestros dan cuenta de un marcado reconocimiento hacia la Revista como apoyo en su accionar diario en las aulas, pero también como mecanismo de consolidación del grupo. Sienten que es la prensa un espacio legítimo para la defensa del cuerpo magisterial. Los sujetos que escriben en otras Secciones, como ya se dijo, serían los portavoces del grupo, porque el grupo mismo le otorga el poder de hablar por ellos y formar parte de este espacio que es reconocido como propio.

“Soy maestra de una de las Escuelas de la Capital Federal en donde están, como se sabe en vigor unos programas de estudios, cuya parte principal la constituyen los llamados “asuntos”, que tanto revuelo introdujeron entre mis colegas. Pues bien, su Revista ha encarado la cuestión de los “asuntos” con tanto acierto y desde un punto de vista tan práctico, que los presenta en una forma completísima, de manera que a nosotras nos abrevia el trabajo y hace que éste dé un resultado verdaderamente real y positivo, como sería fácil de comprobarlo. Esto aparte de todo el otro material que independientemente de los “asuntos”, publica en cada número de la Revista, y que nos sirve muy mucho para matizar eficazmente las distintas cuestiones que debemos abordar en nuestras tareas del aula”

Una admiradora de Revista de Instrucción Primaria (Rev. Nº 785)


“Pongo mi  fe en la buena prensa; ella constituirá nuestra poderosa defensa, y en un futuro no lejano y Dios mediante se realizarán nuestros deseos...”
Una maestra de provincia (Rev. Nº 796)



Los maestros utilizan el espacio de esta Sección, fundamentalmente para realizar relatos de experiencias: descripciones edilicias de escuelas rurales, anécdotas con los alumnos, sensaciones personales sobre el comienzo de las clases, discursos pronunciados para algún acontecimiento dentro de la escuela, reflexiones pedagógicas, etc.
En particular nos interesa mostrar los formatos que los docentes eligen para armar sus escritos y por ende expresar sus ideas o reflexiones. Para esto compartimos algunas de las treinta tres estrofas que constituyen una publicación enviada que se titula “Sinfonía pedagógica”
Sinfonía Pedagógica
Para Revista de Instrucción Primaria.
I
Educar no es obligar, con la preten-
sión de dar forma preconcebida a un al-
ma; educar debe ser algo más sublime,
más elevado y más noble; si fuera posi-
ble, hacer florecer el espíritu y extraer
de lo más oculto del alma, lo mejor y lo
más bueno de todo niño...

II
No enseñemos la letra que nada dice;
busquemos  la sílaba que parte del cora-
zón penetra en lo más hondo del espí-
ritu, vivificando el ser.

VI
El verdadero pedagogo debe estudiar
atentamente la idiosincracia del alumno
y lo encauzará en la carrera de la pro-
pia vida.

XXV
Juzgamos que la pedagogía, en su esen-
cia, aspira a lo superior, es decir, encar-
na el más puro idealismo: enseña a hu-
manizarnos. Así lo comprendió Pestalo-
zzi. Así deben interpretarlo todos los maestros.
XXXII
El maestro es todo; todo, cuando cum-
ple con su misión, dejando en su casa lo
irascible. Las aulas jamás deben ser jau-
las, ni el educador, un dómine tiránico.
El pedagogo “ha de sentir la felicidad
de operar constantemente en la forma-
ción espiritual e intelectual de los demás
-sentencia Kerchensteiner-; ha de ha-
cer vivir en si la fe imperturbable en el
poder supremo de los valores ilimitados
del género humano; ha de llevar dentro
de si una juventud tan pura, que todo el
peso de los años y toda la madurez de la
existencia no lleguen a obstruir su ardo-
roso manantial”.
José Bibberman. (Rev Nº 786 y Rev.Nº 795)


Sin entrar en el análisis de la riqueza del contenido, claramente estamos en presencia, de una forma de decir particular de los maestros; reflexiones pedagógicas bajo el formato de poesía o poema que fue encontrada también en otra Sección llamada Misceláneas. Según Bajtín, M.[12] “un género discursivo” no es una forma de lenguaje, sino una forma típica (tipo) de enunciados, como tal, el género también incluye una determinada clase típica de expresión que le es inherente, para el caso de los militares, ellos apelan al género discursivo de las órdenes militares, para el caso de los maestros, pareciera que apelan al género discursivo  literario. Si consideramos que, “Didáctica Magna” de Comenius es una parábola y “Emilio” de Rousseau es una novela, tal vez estamos en presencia de una continuidad en el formato de escritos pedagógicos, que nacen con formato literario.
El formato literario (poesías, poemas, rondas) en el cual colocan sus concepciones, ideas y saberes, tal vez les permite escapar y transgredir los mecanismos de regulación del discurso que se utilizaba en las otras Secciones y en otros ámbitos públicos de circulación del saber pedagógico. Si bien, como expresa Foucault (1999), los discursos literarios no escapan a mecanismos de regulación del discurso, podríamos decir que estas producciones se ubican en los bordes, transgrediendo tanto lo literario como lo pedagógico, lo histórico, lo geográfico, etc, Bourdieu (1993:110), expresa “podemos encontrar en las obras literarias indicaciones o vías de investigación prohibidas o disimuladas por las censuras propias del campo científico”.


A modo de cierre…

La riqueza de abordar como objeto de estudio la prensa pedagógica y  las prácticas discursivas que la constituyen, refuerza la necesidad de abordar la historia de los procesos pedagógicos desde su propia discursividad. La Historia de la Educación, en general está basada en objetos, periodizaciones y prácticas que provienen de otras discursividades, la jurídica, la política, la económica, etc, subsumiendo en ellas la lógica propia de los procesos históricos de lo pedagógico.

Los profesionales de la educación primaria que escribían en Revista de Instrucción Primaria tenían mucho por decir y no temían poner “lo dicho” en la esfera de lo público, esto significa compartirlo con otros, exponerlo a otras miradas y a otras lógicas. Eran, al decir del profesor Estanislao Antelo (1999), “pasadores”. Por un lado pasaban lo que otros les habían dado, pero fundamentalmente pasaban el resultado de su propio trabajo sobre lo que habían recibido. El uso de verbos en tiempo pasado, no significa que estemos adhiriendo a la tesis que sostiene que la escuela está vacía, o dicho en otros términos que los maestros hoy, no “pasan” nada; dentro de nuestro trabajo significa que ya no son pasadores reconocidos o legítimos en la producción de saberes pedagógicos autorizados.


Bibliografía
-       ANTELO, E (1999) “Instrucciones para ser profesores. Pedagogía para aspirantes”. Santillana. Bs. As.
-       BERSTEIN, B.(1997) “La estructura del discurso pedagógico”. Morata.  Madrid.
-       BOURDIEU, P. “El campo científico”. Revista Redes Nº1.Universidad Nacional de Quilmes.
-       BOURDIEU, P.(1993) “ Cosas Dichas”. Gedisa. Barcelona
-       DIKER, G. (1999). “El maestro como productor de saber pedagógico (1870-1910): una propuesta de abordaje”. Laboratotio de Alternativas Educativas Nº2. UNSL.
-       DIKER, G. (2006). “Los laberintos de la palabra escrita del maestro” en Diez miradas sobre la escuela primaria. Terigi, F (comp) Siglo XXI Editores. Bs. As.
-       FOUCAULT, M. (1999) “El orden del discurso”. Tusquets. Barcelona.
-       GARCÉS ZULUAGA, L. (1999). “Pedagogía e Historia. La historicidad de la pedagogía. La enseñanza, un objeto de saber”. Siglo de hombres editores, Anthropos, Editorial de Antioquia. Santafé de Bogotá.
-       WERTSCH, J. (1993). “Voces de la Mente. Un enfoque sociocultural para el estudio de la Acción Mediada”. Visor. Barcelona.


[1] En esta época, donde todo es descartable y su valor es fugaz, queremos destacar la actitud de la maestra Fresia Fiol, quien por años guardó y conservó las revistas y, con mucha amabilidad nos las facilitó.

[2] Se analizaron los 22 números que se publicaron en el año 1938.

[3] Gvirtz, S. (1997) se refiere a “prácticas discursivas escolares” a las producciones de la escuela y “prácticas discursivas pedagógicas” a las producciones sobre la escuela. En este sentido se abordan en el presente trabajo. (La negrita es nuestra).

[4] La revista está organizada por Secciones que nos siempre aparecen en todos los números: Sección Actualidad, Sección Doctrinal, La voz de los maestros, Sección Práctica, Sección Bibliográfica, Sección Oficial, Sección Histórica, Sección Estadística, Sección Misceláneas, Sección Consultas, Sección Noticias.
[5] La preponderancia de hombre se da en las secciones estructuradas y organizadas por la editorial. En otras secciones hay más presencia de mujeres, como es el caso en la Sección Consulta.
[6] La Sección La Voz de los maestros, era un espacio que la revista destinaba a los lectores para que mandaran material para su publicación.
[7] Nótese que aún considerando todas las consultas registradas sin identificación de género como realizadas por hombres, la  mayoría de mujeres permanecería.

[8] Datos extraídos de Davini Cristina, (1995) “La formación docente en cuestión: política y pedagogía “. Paidós. Bs. As.
[9] Ver Auderut, C: (1996). ”Sobre mujeres y maestras en Sarmiento”.  Enfoques Pedagógicos. Serie Internacional.Nº 13. Colombia.

[10] En 1937 se implementa la Reforma llamada Fresco- Noble en la provincia de Buenos Aires.
[11] No es posible saber si todos los artículos que llegaban a la Administración de la Revista, eran publicados o si se los seleccionaban y sólo se publicaban algunos.

[12] En Wertsch, J. (1993) “Las Voces de la Mente. Un enfoque sociocultural para el estudio de la Acción Mediada”. Visor. España. (pág.80)


* Andrea Riva es Profesora en Enseñanza Primaria con especialidad en Didáctica de la Matemática; especialista en Metodología de la Investigación Educativa y Lic. en Ciencias de la Educación. Actualmente Directora del Instituto de Formación Docente y Técnica de la Escuela Normal Víctor Mercante –Nivel Superior- y Docente de la Universidad Nacional de Villa María. Contacto: rivandrea@hotmail.com